“Ser responsable conlleva estar presente, estar aquí. Y estar verdaderamente presente, es estar consciente. A su vez, estar consciente es una condición incompatible con la ilusión de irresponsabilidad por medio de la cual evitamos vivir nuestras vidas”. Claudio Naranjo
Por un lado, buscamos la utopía de vivir en base a un mundo de libertad, en la búsqueda constante de la felicidad. Brindamos pidiendo «salud, dinero y amor», pero por poco que miremos hacia nuestro interior, hay algo que nos es ajeno, que no termina de resultar, que conecta con una parte existencial interna, donde comienzan a aparecer dudas respecto a quienes somos, qué hacemos en la vida y si vivimos más mirando hacia nuestros deseos o hacia nuestras obligaciones. Obligaciones que quizás nadie nos pide, simplemente están ahí porque pensamos que “deben” estar, o es la manera de funcionar así en la vida.
Si nos detenemos, en ocasiones responden a mandatos de nuestra infancia o son referentes de la familia en la que me eduqué, en otras, son expectativas que la propia cultura se encarga de transmitirme como si fueran las adecuadas para ser personas adaptadas o queridas dentro de la sociedad.
Entre lo que pasa fuera en la sociedad con las personas que nos rodean y lo que nos pasa dentro mediamos humanamente como podemos, unas veces nos evadimos y aceptamos todo lo que viene impuesto desde fuera, incluso nos exigimos más, siendo cómplices de la presión social o maquinaria cultural que nos rodea. Otras veces transgredimos relativamente, nos posicionamos frente al mundo como si de un “no pasará” limitáramos todas estas exigencias de los deberías.
En definitiva, todos los múltiples lugares de cada situación externa pasando por cada pensamiento, reacción o estado emocional, hace que nos vayamos moviendo día a día, buscando un lugar de identidad o bienestar que nos traiga un poco de paz.
Encontrarme con mi yo genuino, observarlo, supone adentrarnos en el camino del autoconocimiento, indagar sobre el binomio de lo que deseo-necesito, más allá de la seducción de la sociedad que va mostrando un collage de diversas opciones, donde de forma general, la necesidad no surge del yo, si no de un interés mercantilista que intenta colarse en nuestro deseo des identificándonos de nuestra necesidad real.